FISIOTERPAIA DEPORTIVA: La periostitis tibial
Hoy hablaré de un caso muy típico entre corredores y triatletas. Una lesión que suele afectar tanto a deportistas principiantes como a los más experimentados: la periostitis tibial.
Como ejemplo tenemos el caso de Tito P., gran triatleta y con una larga experiencia en este mundo, que hace 15 días que está sufriendo una fuerte periostitis del tibial posterior, y así nos lo narra:
«Hola Aitor, estoy sufriendo una periostitis de gran calibre en el límite de la fisura del hueso. Hace 15 días que la sufro y con un poco de reposo, algún masaje en el tibial posterior y ultrasonidos no ha sido suficiente. Hoy he ido al Dr. para hacer una inyección de ozono y me ha recetado una crema que se llama Ipsodol. Además me ha recomendando parar de correr durante unos días…».
La periostitis es una inflamación del periostio (membrana que recubre el hueso). La zona más común donde se suele mostrar esta lesión es a nivel de la tibia. Suele producirse en épocas donde se incrementa el volumen de entrenamiento, ya que el aumento del impacto del pie contra el suelo hace que los músculos tibiales traccionen continuamente sobre su inserción ósea y que se cree una vibración constante que hace que el periostio termine inflamándose.
Las principales causas de esta lesión pueden ser la utilización de un calzado inadecuado o desgastado, entrenarse en superficies demasiado duras, el peso del corredor, una técnica de carrera no muy buena, tener las piernas arqueadas o la hiperpronación los pies. Sin embargo, la causa más habitual suele ser un exceso de carga en los entrenamientos. Me explico: en cualquier entrenamiento es necesario seguir una progresión. Hay que dar tiempo al cuerpo para que se acostumbre a los cambios y se adapte a las nuevas rutinas. Cuanto más progresivas sean las cargas de entrenamiento, mejor las asimilará el cuerpo.
Tito sufre esta lesión notando un dolor profundo e intenso en la zona interna de la pierna, sobre todo cuando corre. Según le dijo su traumatólogo, el diagnóstico es una periostitis de gran calibre en el límite de la fisura del hueso, y es que existe una lesión mucho más grave aún, que es la fractura o fisura por estrés de la tibia, que suele estar muy ligada a la periostitis y que puede darse como consecuencia de ésta si no se soluciona y seguimos entrenando con normalidad.
En estos casos, lo primero que debería hacerse tal y como le ha recomendado su traumatólogo, es intentar disminuir la carga de entrenamiento con impacto. Eso no quiere decir hacer un reposo absoluto. Siempre se puede realizar un entrenamiento que implique otras disciplinas como la natación y el ciclismo, que permitan mantener en forma la musculatura.
Es importante intentar bajar esta inflamación del periostio mediante diversas técnicas, entre ellas las que le están aplicando a Tito: ozonoterapia, cremas antiinflamatorias, frío, ultrasonidos, etc., Pero desde mi punto de vista el trabajo más importante que se debería hacer y en el que se debería insistir es en el de la terapia manual. Hay que intentar trabajar la musculatura implicada (gemelos, sóleo y tibiales) junto con las partes blandas anexas. Hasta que el músculo tibial posterior, gemelos y sóleo no estén con su tono normalizado, y estén en continua hipertonía, estos seguirán haciendo tracción a la inserción de la tibia y la inflamación continuará presente. Por lo tanto, pienso que es necesario este trabajo de descarga manual mediante técnicas profundas y manos expertas.
Básicos, y muy importantes, serán también los estiramientos. Tendrán un papel fundamental en la resolución de esta lesión. El estiramiento de gemelos y sóleo son absolutamente imprescindibles. Además, hay que añadir el estiramiento específico del músculo tibial posterior.
Existen también vendajes neuromusculares que pueden ayudar, aunque no siempre. Debería ser su fisioterapeuta quien le enseñe a ponérselos, con qué tensión y a qué altura.
Y, finalmente, si la causa de la lesión es biomecánica, ya sea por una mala técnica de correr o por una mala pisada, si no se corrige la manera de entrenarse suprimiendo vicios adquiridos o poniendo una plantilla en el caso de mala huella, la lesión no desaparecerá completamente. En estos casos, sería interesante hacerse un estudio biomecánico de la marcha en el podólogo para determinar la causa biomecánica concreta.
Cada fisioterapeuta tiene su forma de trabajar y utiliza técnicas que ha ido aprendiendo a lo largo de su formación, y las aplica en función de los resultados que ha obtenido con la experiencia en pacientes. Yo destacaría varias técnicas para el tratamiento de esta lesión: masaje deportivo profundo de la musculatura implicada; técnicas miofasciales; fibrólisis diacutània («ganchos» para la destrucción de posibles adherencias a nivel de la inserción con la tibia); estiramientos analíticos, y vendaje neuromuscular.
Espero que haya sido de tu interés.
Un abrazo,
Jordi Segura.
Director y oestópata de Centro Kine.
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