Protector n° 1: la coenzima Q10 regenera todas y cada una de las células
La coenzima Q10 (o CoQ10) es un antioxidante presente en todas las células del organismo, concentrado en las mitocondrias, donde desempeña el papel de “chispa” que desencadena la producción de energía. Todos los órganos vitales, y en particular el corazón y el cerebro, tienen la necesidad de un aporte continuo de CoQ10 para que funcionen, como también la tienen los entre 30 y 50 billones de células que integran nuestro organismo.
La falta de CoQ10 se ha vinculado a tal número de enfermedades que es imposible citarlas todas, como es el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, el alzhéimer, los problemas de próstata, el párkinson, las migrañas y la degeneración macular ligada a la edad (DMAE), entre otras. (2)
Cuando se es joven, se goza de buena salud y se rebosa vitalidad, el hígado fabrica CoQ10 suficiente para abastecer el corazón, los pulmones, los músculos y para contrarrestar el efecto de los radicales libres. De este modo, tenemos asegurada la energía y la protección de los órganos vitales (el corazón y el cerebro), la piel, el cabello y los ojos.
El problema aparece cuando, con el paso de los años, una salud más frágil, los medicamentos y una mala alimentación disminuyen la producción natural de CoQ10.
Así, al cumplir los 50 años, ya se produce un 25% menos de CoQ10 que a los 20, y al llegar a los 80 años esta disminución puede alcanzar el 65%, lo que explica por qué es tan importante a partir de los 50 años aportar de forma externa al organismo CoQ10.
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